Dan las doce,
en el andén que me llevará a mi destino
Espero tras una línea que muchos parecen cruzar,
se abren las puertas,
multitud de figuras me dan la bienvenida.
Diario de un viaje
llegó la hora
cuando el tren del alma pasa.
Reconocí una figura mayor en ese vagón,
pelo cano, gafas y bastón en mano.
Aparte un instante la mirada, apenas un pestañeo,
lo había perdido.
Entonces algo se desgarró de mí,
un sentimiento de tristeza me embargó,
y no sé el por qué de aquel pensamiento en mi cabeza,
tranquilo, lo volverás a ver al llegar a casa.
Primera parada, estación esperanza.
Una chica se sienta frente a mí,
a penas veo su rostro,
diría que a la luz es muy hermosa
una pena que se esconda en la oscuridad.
Pasa el tiempo, creo que voy a hablar con ella,
no me salen las palabras, ¿Qué se dice en estos momentos?
nueva parada, perdí mi oportunidad,
en la estación del olvido.
El tren empieza a vaciarse, todo pasa muy rápido
puedo ver cerca de mi un matrimonio,
creo que subieron en mi parada.
Me reconforta tenerlos cerca
son como la luz que alumbra el camino,
que lo hacen más fácil y seguro.
Pero alguna vez todos te dejan,
sumiéndote en el frío silencio de tu ser.
Ya solo quedo yo en el tren,
la soledad me ha invadido por completo,
ahora el tiempo pasa cada vez más lento,
empiezan a recorrer por mi mente sentimientos confusos.
Recuerdos de un viaje,
llegó mi hora,
cuando el tren del alma pasa.